Cormorant: el primer avión submarino espía.

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Un aparato que sea lo suficientemente fuerte para aguantar presiones de hasta 50 metros y además que sea ligero para volar, con un motor que funcione en cualquier tipo de fluido, que además posea la última tecnología de detección, tanto en el aire como bajo el agua, y por último, que sea invisible al radar… este fue el increible proyecto a desarrollar tras la guerra fría y que acaba de concluir.

Las guerras ya no son lo que eran, ahora solo se piensa en tener más información que el otro. Se necesitan aparatos robotizados que capten dicha información de manera rápida, eficaz y, si es posible, en todos los ámbitos de la tierra. Desde hace veinte años, la tecnología militar, ha impulsado mucho la electrónica, robótica e informática (nos guste o no) y se han unido estas tres áreas creando dispositivos tan complejos como este.

Ya se ultiman las pruebas de amerizaje y de vuelo para este híbrido que es lanzado en los tubos de los lanzamisiles submarinos. Las alas se plegarán al resto de la estructura del aparato para poder entrar en los tubos de los misiles. La aeronave está hecha de titanio, un material resistente a la corrosión, y todos sus espacios vacíos serán rellenados con espuma plástica, con el fin de que la nave aguante la presión. El resto de la estructura está presurizada con gas inerte. Las puertas quedan selladas con material inflable. El nuevo Cormorán también podría servir para transportar armas o equipamiento de salvamento a distancias de hasta 800 kilómetros mar o tierra adentro.

Leído en la revista Popular Science.